domingo, julio 03, 2011

El Otro Hemingway

No pudo cargar con el último  resto de aliento que le quedaba a su cuerpo vencido en la carne. Al final no lo pensó dos veces.  Los interesados en  explicar su  vida en los  últimos días de "viejo león" acorralado por los años, alegan demencia, deterioro físico y un pasado  familiar trágico. Fue en Ketchum, Idaho, y es probable que cuando abandonó sun finca en La Habana,  Finca Vigía, su decisión ya estaba tomada. En Cuba había vivido quizás màs a plenitud que en todos los grandes escenarios, por los que atravesó rugiendo  como protagonista de sus propias historias: París, España, África.
Se levantó temprano ese día, enfundó su cuerpo en una túnica que amaba y empuñó una escopeta de doble cañón para asegurar su objetivo: dar caza a lo que quedaba de su personaje favorito. Su padre había dado ese paso, despuès  uno de sus hermanos y una sobrina. En los últimos años de vida, su estómago hospedaba un verdadero botiquìn de cápsulas y él estimulaba esa  farmacia ambulante con las bebidas alcohólicas que no dejaba de disfrutar. El escritor y el hombre que creía ser, ya habían sucumbido. Quizás la memoria aún conservaba las humillaciones de su madre contra de su padre y el mismo, a quien vestía de mujer cuando niño. "Perra" le llamaba a su madre y nunca dejò de culparla por el suicidio de su padre.
Un escritor emblemàtico, que retrata toda una época del valor y machismo norteamericano, no ha pasado desapercibido para los estudiosos de su obra y personalidad, incluido notables psiquiatras. Se han escrito numerosos estudios después de su muerte. Se ha llegado  a la conclusiòn que Hemingway era bipolar. Esta afirmación se desprende de un ensayo intitulado “Ernest Hemingway: A Psychological Autopsy of a Suicide”, publicado en el número 4 de la revista Psychiatry (2006), por el doctor Christopher D. Martin, miembro del Departamento de Psiquiatría de la escuela de medicina de Baylor College en Houston, Texas. Este  análisis lo revela John Walsh, periodista del  The Independent de Gran Bretaña.

Siempre puso aparentemente el cuerpo, la piel, los puños, y vivía de lo que escribía y por que escribia. Un gigante que domesticaba su vida frontal en un lenguaje conciso. Ni una palabra de- más. Su vida y muerte fueron una constante atmósfera intensa, biográfica y sus relatos breves le dan el prestigio y carácter de leyenda a Papá Hemingway, como solìan llamarle sus allegados. ¿Amaba la adrenalina y vivía por sentirla.? ¿El riesgo fue desde muy temprano  su principal carta de presentación o quizás una coartada?. Mataba para no matarse, afirmò en una oportunidad a una belleza casi innombrable, como Ava Gadner. Olìa la pólvora como un perfume de estaciòn.
 Es un escritor para ser leìdo por estudiantes de periodismo, como viejo  corresponsal, es una cátedra constante en el buen uso del lenguaje, la anècdota, los hechos, y esa peculiar manera que tiene de mostrar la punta del iceberg.


Hemingway, el Otro personaje

No pudo cargar con el último  resto de aliento que le quedaba a su cuerpo vencido en la carne. Al final no lo pensó dos veces.  Los interesados en  explicar su  vida en los  últimos días de "viejo león" acorralado por los años, alegan demencia, deterioro físico y un pasado  familiar trágico. Fue en Ketchum, Idaho, y es probable que cuando abandonó sun finca en La Habana,  Finca Vigía, su decisión ya estaba tomada. En Cuba había vivido quizás màs a plenitud que en todos los grandes escenarios, por los que atravesó rugiendo  como protagonista de sus propias historias: París, España, África.
Se levantó temprano ese día, enfundó su cuerpo en una túnica que amaba y empuñó una escopeta de doble cañón para asegurar su objetivo: dar caza a lo que quedaba de su personaje favorito. Su padre había dado ese paso, despuès  uno de sus hermanos y una sobrina. En los últimos años de vida, su estómago hospedaba un verdadero botiquìn de cápsulas y él estimulaba esa  farmacia ambulante con las bebidas alcohólicas que no dejaba de disfrutar. El escritor y el hombre que creía ser, ya habían sucumbido. Quizás la memoria aún conservaba las humillaciones de su madre contra de su padre y el mismo, a quien vestía de mujer cuando niño. "Perra" le llamaba a su madre y nunca dejò de culparla por el suicidio de su padre.
Un escritor emblemàtico, que retrata toda una época del valor y machismo norteamericano, no ha pasado desapercibido para los estudiosos de su obra y personalidad, incluido notables psiquiatras. Se han escrito numerosos estudios después de su muerte. Se ha llegado  a la conclusiòn que Hemingway era bipolar. Esta afirmación se desprende de un ensayo intitulado “Ernest Hemingway: A Psychological Autopsy of a Suicide”, publicado en el número 4 de la revista Psychiatry (2006), por el doctor Christopher D. Martin, miembro del Departamento de Psiquiatría de la escuela de medicina de Baylor College en Houston, Texas. Este  análisis lo revela John Walsh, periodista del  The Independent de Gran Bretaña.

Siempre puso aparentemente el cuerpo, la piel, los puños, y vivía de lo que escribía y por que escribia. Un gigante que domesticaba su vida frontal en un lenguaje conciso. Ni una palabra de- más. Su vida y muerte fueron una constante atmósfera intensa, biográfica y sus relatos breves le dan el prestigio y carácter de leyenda a Papá Hemingway, como solìan llamarle sus allegados. ¿Amaba la adrenalina y vivía por sentirla.? ¿El riesgo fue desde muy temprano  su principal carta de presentación o quizás una coartada?. Mataba para no matarse, afirmò en una oportunidad a una belleza casi innombrable, como Ava Gadner. Olìa la pólvora como un perfume de estaciòn.
 Es un escritor para ser leìdo por estudiantes de periodismo, como viejo  corresponsal, es una cátedra constante en el buen uso del lenguaje, la anècdota, los hechos, y esa peculiar manera que tiene de mostrar la punta del iceberg.


viernes, abril 22, 2011

Cierra los ojos



Cierra los ojos que nada existe.
Màs allà,
sòlo los pàrpados,
los demàs, todos, han huìdo.
Rolando Gabrielli©2011

miércoles, abril 09, 2008

Los Coleman en Panamá




Cuando el silencio se instala dentro de una casa parece como si se tratara de una materia congelada, cada vez más dura y masiva: la vida continúa por debajo, sólo que no se oye..." Marguerite Yourcenar

martes, marzo 18, 2008

El poema


El poema
no es un poema
Todo signo
se explica así mismo
Un ruido es el mar
el eco de un caracol
que lo reconstruye
El poema no es fuego
y arde en la luz
que en la llama flamea
El poema es y no es
una metáfora
la vuelta en sí mismo
una imagen
de lo que nunca fue
ni será
Rolando Gabrielli©2008

viernes, diciembre 09, 2005

Para saber más de Gabrielli

En el campo de la literatura ha obtenido premiaciones en Chile, México y Panamá, en poesía y cuento. Es un escritor absolutamente inédito en papel impreso y tiene varios libros por editAr en poesía:

De estos y otros sueños, Sol Rojo, Manifiesto Aldeano, Los Poetas de Chile, entre otros. Dos novelas en curso, un libro de cuentos y varios volúmenes de crónicas literarias.

Fue becado dos años por la Vicerrectoría de la Universidad Católica de Chile, en el el Taller de Poesía que dirigía Enrique Lihn. Allí participó en los debates con Waldo Rojas, Federico Schopf, Zurita, Cecicilia Vicuña, Luis Oyarzún, Ernesto Cardenal y muchos otros escritores.

Ha brindado conferencias magistrales en la Academia de la Lengua de Panamá y la Embajada de Chile, sobre Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Jorge Teillier y Jorge Luis Borges.

Ha ingresado al papel en Chile, décadas después en el librito Santiago en 100 palabras, en una selección cerca de 13 mil historias urbanas:

"UN LOCO ANDA SUELTO.

Si sabe que un loco anda suelto, comience por cerrar ventanas y puertas, pasos cordilleranos, aeropuertos, terminales de buses. Haga la denuncia en Carabineros de Chile. Ponga un aviso en los clasificados de El Mercurio. Demande ante la Corte Suprema y declare ante Notario Público que el loco anda suelto. La ciudad puede ser un manicomio, pero no aguanta un loco más. Es un buen argumento por si le piden declarar para qué tanto papeleo. Movilice a la Cruz Roja y al Ejército de Salvación; una, por salud, y el otro, por si el hombre decide retornar al servicio activo."


Si querés que el te enseñe a escribir podés postular a su escuela virtual en

El Dorado-Panamá:

El Sótano de Gabrielli

rolandoamadeo22@yahoo.com